Era como si la rebeldía de la música hubiese elevado los muebles,como si una fuerza invisible hubiera movido las pesadas cortinas desde el otro lado de las ventanas; era como si todo lo que había sido enterrado en los corazones humanos, todo lo corrompido y lo descompuesto reviviera, como si en el corazon de cada uno se escondiese un ritmo mortal que empezara a latir en un momento dado de la vida con una fuerza inexorable. Los oyentes disciplinados comprendieron que la música podía ser peligrosa.
Los otros dos no hacían caso de los peligros, la música era tan solo un pretexto para desatar en el mundo unas fuerzas que todo lo mueven, que lo hacen estallar todo,todo lo que la disciplina y el orden humano intentan ocultar...
Fragmento tomado de "El ultimo encuentro" de Sándor Márai.
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